Era encantadora, me recibió con una sonrisa y luciendo una lencería preciosa. Después de la ducha, nos pusimos manos a la obra. Me puso de rodillas y me hizo acariciar su enorme polla, luego me la metió en la boca, llamándome zorra y otros insultos. Seguimos en la cama, me puso a cuatro patas y empezamos a follar. No pensé que me correría con el sexo anal, pero la Señora Aurora lo hizo posible.
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17/9/25