La he estado observando durante mucho tiempo. No me decidía, había algo prohibido en ella, pero finalmente la invité y no me arrepentí. Llegó al hotel como una auténtica mujer cara: elegante, bien cuidada, con un aroma inolvidable. Intimidad a un nivel. Todo es hermoso, con un toque especial. No olvidaré el sabor de su pene; es algo especial. Atenta, tierna, pero con chispa. El encuentro dejó un fuerte regusto.
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