Hace mamadas con placer y destreza, sin prisas, con tragadas profundas; te olvidas de ti misma. En el proceso, se siente completamente integrado, no en piloto automático, siente el momento. El ambiente es como en casa, pero con una chispa. Todo está en su punto: desde la comunicación hasta el final.
Me dejó una gran impresión, algo poco común cuando todo encaja. Sin duda volveré.